El propio Neil Armstrong lo reveló durante la visita que hizo a la Argentina, junto a sus compañeros astronautas en noviembre de 1969 como gira mundial por los festejos de haber sido los primeros hombres en llegar a la Luna. A pesar de todas las grandes cosas que Judge hace con su bate, lo que lo congracia con sus compañeros de equipo es algo diferente: las pequeñas cosas, los momentos compartidos, que los impulsan a hablar con una rara especie de devoción.